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Francisca Bianciotto

Soy Francisca Bianciotto Licenciada en Psicología, formada en la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. Pero más allá del título, soy mujer caminante, buscadora, doula, hermana, y aprendiz constante en el arte de acompañar los ciclos vitales de lo femenino.

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Mi historia

Hacia el final de mi formación académica, me encontré con la posibilidad de hacer una capacitación como Doula. Sin saber exactamente qué implicaba, algo en mí resonó con fuerza. Investigué, y al sumergirme en el temario, supe que ese llamado tenía sentido. Así comenzó mi camino de servicio, al lado de las mujeres y sus procesos: gestación, nacimiento, puerperio, duelos, renacimientos.

Fue en 2017 cuando el destino me llevó a México, a la Casa de Partos Salud Primal. Allí, en un hermoso intercambio profesional, pude profundizar en el acompañamiento amoroso durante el parto y conectar con mujeres sabias que compartieron sus saberes con generosidad. Fue también en esa tierra donde me encontré con la Medicina Placentaria, de la mano de Daniela Salinas Riquelme, partera chilena. Junto a otras Doulas, fui tejiendo aprendizajes, ceremonias y conocimientos sobre esta medicina ancestral, sagrada y profundamente simbólica.

Los partos y los círculos empezaron a ser mi lugar preferido. Antes de regresar a Argentina, participé por primera vez en un parto. Fue una experiencia tan poderosa como reveladora: el misterio de la vida desplegándose ante mis ojos, sellando mi vocación.

Desde entonces, elegí trabajar con las mujeres desde una mirada integral y comunitaria. Como psicóloga, como Doula, como facilitadora de círculos, siempre con el corazón abierto, escuchando las necesidades de cada proceso. Me formé como doula de parto en la escuela Awaike, guiada por parteras de la tradición, y más adelante volví a México, en 2019, nuevamente a la Casa de Partos, pero esta vez con un nuevo fuego encendido en mí: el de la certeza.

Acompañé partos, pero también sembré y sostuve espacios de encuentro: círculos de gestación, rituales de cierre, celebraciones de placenta, encuentros de palabra y cuerpo. En ese andar, conocí a Sabrina Speich, partera de la tradición, con quien viví momentos de profundo aprendizaje y transformación. Entendí que los nacimientos no ocurren solo en los partos, sino también en cada mujer que se reconoce, que se reconcilia con su cuerpo, que se conecta con su poder.

Hoy sigo en este camino, tejiendo redes, acompañando procesos, facilitando espacios donde las mujeres puedan habitar sus decisiones, sus dudas, sus dolores y sus gozos. Ya sea en una sala de parto o en un círculo de mujeres, creo en el poder del acompañamiento amoroso, horizontal, respetuoso y profundamente humano.

Mi labor no es guiar, sino caminar al lado. Sostener, mirar a los ojos, recordar con ellas que somos cíclicas, sabias, completas. Y que cada una tiene el derecho de elegir cómo, dónde y con quién quiere parir, nacer, renacer.

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